Figura ancestral cuya cabeza removible revela un recipiente poco profundo. La cabeza de tres lados simboliza el don de la ubicuidad. Las escarificaciones recuerdan las escamas de la serpiente mítica Djo, de quien se dice que creó el mundo y padre de Ebongo, ancestro híbrido primordial de los hombres. Pátina policromada aterciopelada, desconchones y grietas por secado. Dos clanes totémicos formaron la etnia Kuyu, que vivían a lo largo del río del mismo nombre, en el noroeste de la República Popular del Congo: al oeste, el de la pantera, y al este, el de la serpiente. Una asociación masculina secreta, Ottoté, desempeñó un papel político importante en el nombramiento de los jefes. La iniciación de los jóvenes finalizaba con la revelación del dios serpiente Ebongo representado en forma de cabeza. Las danzas Kibe-kibe que acompañaron la ceremonia reactivaron las sucesivas etapas de la creación. El clan de las panteras tenía un tambor como emblema. Por su parte, el de la serpiente tenía cabezas esculpidas, pintadas de colores vivos, en palos que el manipulador, escondido bajo una larga túnica, sostenía con las manos extendidas por encima de la cabeza. Árbitro. : “El soplo de los espíritus” P. Redouin, Les éditions de l’Armateur.
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